Para Quilmes fue, tal vez, el partido más emotivo y crucial que ganó en toda su historia en el ascenso, para Unión de Santa Fe, todavía es una herida abierta, un dolor irreparable. En general fue un gran encuentro que terminó en un escándalo, en una serie de episodios bochornosos. Fue hace 60 años, en el estadio 15 de Abril, donde el Albo (no era tan popular el apodo de “cervecero” por aquellos tiempos) sacó chapa de campeón y ganó 3-2 un choque inolvidable.
El partido se jugó el 6 de noviembre de 1949, a las 16:35 y por la 33ª fecha del primer campeonato de Primera B (antes 2ª División). Unión realizaba una gran campaña pero venía de caer en La Paternal ante Argentinos Juniors (0-1) y se había quedado sin punta. El que se la había arrebatado era Quilmes, con su goleada a Barracas Central, por 6 a 3 en Guido y Sarmiento.
Los dos, en la previa, exhibían sus credenciales: El Cervecero, además de liderar por un punto, tenía un partido menos (había quedado libre por segunda vez) y su campaña era impactante: 21 triunfos, 4 empates y 5 derrotas. Pero lo que más se destacaba era que arrastraba 9 victorias consecutivas y su poder ofensivo, que le había permitido marcar 85 goles (casi 3 por partido). En tanto, Unión llevaba adelante una campaña similar (19 ganados, 7 igualados y 5 caídas) y como local era imbatible: tras empatar 0-0 en el debut ante Argentino de Quilmes, tenía 14 triunfos seguidos, con 47 goles a favor y sólo 9 en contra.
En la previa se notaba que era “el partido del campeonato” y por eso más de 600 hinchas de Quilmes acompañaron al equipo, pese a que ir hasta Santa Fe no era como hoy: 8 horas y media de tren y regreso minutos antes de las 6 de la mañana del lunes a Retiro. 20 mil personas dieron un marco imponente al encuentro, que incluso contó con el puntapié inicial a cargo del gobernador santafesino, Ing. Juan Hugo Caesar (peronista).
A los 2 minutos pareció que todo pintaba para fiesta, ya que tras un tiro de esquina ejecutado por Virgilio Acosta, el balón fue cabeceado en primera instancia por Raúl Micci y luego por Julio Ávila, quien marcó el 1-0 para Unión. Sí, ya en 1949 dos cabezazos casi con seguridad eran gol.
Quilmes fue al ataque a buscar la igualdad y la logró a los 20 minutos, tras una habilitación de Rubí Cerioni al Loco Juan Ramón Santos, quien remató cruzado de zurda. La pelota fue rechazada por el arquero Ángel Rocha pero Victorio Cantatore madrugó al defensor Jacinto Hussein y con un tiro corto puso el 1-1.
El resto del primer tiempo fue de ida y vuelta y jugado con dientes apretados, según lo destacan las crónicas de El Sol (Quilmes), El Litoral (Santa Fe), El Orden (Santa Fe) y otros medios (como El Mundo, El Día -La Plata- y La Opinión -Avellaneda-). Hubo aplausos cuando los equipos se fueron al descanso.
El complemento fue más movido, se jugó más brusco, llegaron las polémicas y una definición increíble.
A los 49’ llega la primera discusión, los jugadores de Unión piden penal por una supuesta mano, pero el árbitro no hace caso a las protestas. Tres minutos más tarde, vuelve a tronar el 15 de Abril: tras un rechazo de la defensa visitante, Vicente Grecco empalma la pelota de volea y pone las cosas 2-1, pese al espectacular vuelo de Carlos Tosta.
Un remate que da en la mano de Bartolomé Costa vuelve a agitar las cosas, para El Sol fue “un roce leve y casual”, para El Litoral fue un “penal visible”. El matutino quilmeño destacó que “poco después ocurre una infracción similar, de la que es autor involuntario el eje medio (Julio) Brattina. El juez en ninguno de los dos casos impone sanciones, manteniendo por lo que puede apreciarse el criterio de no considerar infracciones casuales y mostrándose en cambio severo con el juego brusco”. En este punto no coincide el vespertino de Santa Fe, que indica que se advertía que “la defensa visitante estaba actuando con mucha brusquedad, que el público reprobó con energía”.
Lo cierto es que a los 59 minutos, Adolfo Paraja se filtró en la defensa, eludió a Hussein y marcó el empate, pero fue anulado por una infracción previa al Loco Santos (esta jugada no es narrada en los diarios santafesinos, tampoco la de la supuesta mano en el área de Unión).
Cuando iban 66 minutos, Cantatore desbordó por derecha y -como indican los manuales- metió el centro atrás, para la llegada de Cerioni, que con un fuerte remate a rastrón volvió a empatar el juego: 2-2.
Con el correr de los minutos crecieron las acciones violentas, Unión se lo perdió a los 78 minutos, cuando Micci habilitó a Oscar Genín pero este falló en inmejorable posición.
Y el momento culminante del partido y del inicio del escándalo llegó sobre la hora, tras un foul a Paraja a 25 metros del arco. Increíblemente, Julio Baldovino (que nunca había marcado un gol con la camiseta de Quilmes y que nunca repetiría) tiró un “centro al arco” (según lo que se desprende de la lectura de los distintos medios), Rocha se confió y la pelota se coló casi en el ángulo. Gol del Albo, que ponía fin al invicto de Unión en Santa Fe y que lo dejaba más puntero que nunca (le sacaba 3 unidades a su derrotado y a Colón; y encima tenía un partido menos disputado), con 10 triunfos al hilo.
Pero no hubo festejo. Enseguida, parte del público local invadió la cancha y el árbitro fue agredido, por lo que el partido fue suspendido. Los hinchas de Quilmes escaparon como pudieron, mientras que los futbolistas y los miembros de la delegación se refugiaron en el vestuario visitante, donde con bancos y mesas se atrincheraron.
Hubo más de 70 heridos (15 policías) y un desorden generalizado. El dirigente Juan Pollini (abuelo del historiador Juan Manuel) fue “apretado” por los directivos locales. El referí, cuando recuperó el conocimiento, se encontró con allegados a Unión que le pedían que escriba en un papel el “nombre del dirigente que lo había sobornado” y demás…Los jugadores de Quilmes pudieron irse después de las 23, tras saltar unos alambrados a casas vecinas y tomar unos taxis hasta Rosario (temían ser víctimas de ataques en la estación ferroviaria de Santa Fe), donde pudieron emprender el viaje de regreso en tren.
La síntesis
C. A. UNIÓN (SF) 2, QUILMES A. C. 3.
Jugado el 6/11/1949 por la 33ª fecha del campeonato de Primera B.
UNIÓN: Ángel Rocha; Jacinto Hussein y Gerónimo Parra; Juan Mieres, Juan Brattina y Gregorio Luengo; Oscar Genín, Julio Ávila, Raúl Micci, Vicente Grecco y Virgilio Acosta.
QUILMES: Carlos Tosta; Pedro Dellacha y Bartolomé Costa; Osvaldo Méndez, Victoriano Leguizamón y Julio Baldovino; Victorio Cantatore, José Santiago, Adolfo Paraja, Rubí Cerioni y Juan Ramón Santos.
Goles: 2’ Julio Avila (U), 20’ Victorio Cantatore (Q), 52’ Vicente Grecco (U), 66’ Rubí Cerioni (Q), 90’ Julio Baldovino (Q).
Incidencia: 90’ suspendido por agresión al juez.
Árbitro: José Máximo Aguirre. Recaudación: $22.065.
Testimonios
Victorio Cantatore (entrevista personal, realizada en 2006): “La pasamos mal a la salida de la cancha. Ojo que el referí no quería que se hiciera el gol. Porque en la jugada anterior Paraja se llevaba la pelota y venía agarrándolo uno de atrás, pero pateó, metió el gol y salimos a festejar. Sin embargo, el referí no lo cobró, marcó foul a seis o siete metros de la línea penal. En el tiro libre le iba a pegar yo, pero Baldovino me dijo ‘Canario déjamelo’. Yo corrí, pasé por arriba de la pelota y lo pateó él. Lo puso en un ángulo y ¡Para qué!... De la tribuna empezaron mover el alambrado, estaba el gobernador de Santa Fe que se fue con la custodia. Suerte que estaba la caballeriza que nos defendió. Nos metimos en el túnel y nos encerramos pero no podíamos salir. Afuera se escuchaban tiros. Fueron malos perdedores. Más tarde tuvimos que saltar un alambrado, pasamos a un baldío y corrimos hasta siete taxis que nos esperaban para ir a Rosario. Los santafesinos siempre dijeron que el referí nos había beneficiado, nada que ver... si nos anuló un gol”.
Rubí Cerioni (entrevista personal, realizada en 2006): “Nos fuimos a las 12 de la noche. Nos querían matar. Fue un partido clave. Pero fue raro. De repente, la gente invadió la cancha. Fuimos a los vestuarios y se armó un lío terrible. Salimos con los policías con los revólveres en la mano, ¡No fue juguete, eh! Estábamos en el vestuario y se asomaban por una ventanita que tenía la puerta arriba y decían ‘en esa mesa tiene que haber un muerto’. Teníamos un miedo, estaban locos, si el árbitro no los perjudicó. Nos fuimos en taxi a Rosario y tomamos el tren ahí”.
Pedro Dellacha (revista Un Caño, 2006): “Una vez con Racing (N. de R.: o Don Pedro se equivocó o nunca nombró a su club y el error fue del que le hizo la nota, ya que Racing nunca enfrentó al tatengue en aquellos años) le ganamos a Unión, en Santa Fe. Tuvimos que escapar saltando alambrados. (…) Estuvimos encerrados hasta la noche”.
Carlos Tosta (entrevista, FM Sur, julio de 2009): “Faltaba un minuto y Dellacha le dice a Baldovino, ‘pateala fuerte, que pase el arco’. Así se demoraba un poco. Baldovino pateó, nosotros estábamos todos atrás. La pelota fue al área de Unión, a la cabeza de un full back, que la dejó pasar porque era una pelota fácil para el arquero, pero éste se confundió y gol. Se vino la cancha abajo, rompieron los alambrados, nos querían matar, nos tiramos adentro del vestuario de cabeza y estuvimos hasta la medianoche en el vestuario. Pasamos dos alambrados a casas vecinas y la policía nos esperó para que tomáramos unos taxis hasta Rosario”.
José Santiago (libro Azul y Blanco mi corazón): “La Policía nos dejó a merced de los hinchas hasta que un agente recibió un piedrazo en la nuca, en ese momento sus compañeros decidieron entrar en acción”.
La versión santafesina
Mentras la mayoría de los medios repudió las agresiones sufridas por el árbitro y el descontrol que se vivió sobre el final del partido, los medios de Santa Fe hicieron hincapié en la figura del árbitro Aguirre, sobre todo el diario El Orden (que tituló: “Único responsable: el referee” y en la bajada agregaba que “Aguirre está marcado a fuego por Santa Fe. Su parcialidad causó indignación”, por su parte, El Litoral esbozó leves críticas en su crónica, aunque a partir del martes 8 las radicalizó.
El Orden fue más que contundente: “Aguirre consumó la entrega más escandalosa en los anales del fútbol santafesino, en contra del Club Atlético Unión”.
Una excelente nota publicada hace 3 días en el semanario Soy Deportes por el historiador Nicolás Lovaisa da un resumen general de “la otra historia”: “El árbitro nos metió en un arco” (Ávila). “Tengo un recuerdo muy triste de ese día. El árbitro no nos cobró dos penales clarísimos. Nos entregó como a perros” (Acosta). Además, detalla que Ávila terminó con una costilla fracturada y lo señalan a Dellacha como el responsable.
Este tremendo lío sobre la hora del partido le costó mucho a Unión: Ávila y Luengo fueron suspendidos por 5 años, mientras que Mieres, Genín y Grecco recibieron 20 fechas de sanción. El gerente y el aguatero también fueron sancionados y la cancha suspendida.
Impulso final
Quilmes con ese triunfo agónico y que llegó de manera impensada (gol de Baldovino, de tiro libre) continuó con su camino al fútbol de Primera A. Sería el regreso a la máxima categoría (y ganando el primer título en la era profesional) de la mano de un equipo notable, que cerró la campaña manteniéndose invicto durante toda la segunda rueda y alcanzando un récord propio en cuanto a goles convertidos: 118. Pasó hace 60 años y sería justo brindar un homenaje allá por el 18 de diciembre a estos futbolistas que escribieron varias de las páginas más gloriosas de la institución.
Foto 1: El equipo de Quilmes que derrotó a Unión, arriba: Leguizamón, Tosta, Méndez, Costa, Dellacha y Baldovino; abajo: Cantatore, Santiago, Paraja, Cerioni y Santos.
Foto 2: Ataque de los locales, Carlos Tosta descuelga en lo alto un centro.
Foto 3: La temible delantera de Quilmes: Victorio Cantatore, José Santiago, Adolfo Alberto Paraja, Rubí Orlando Cerioni y Juan Ramón Santos.
Agradecimientos: Adrián Bramati (periodista, Diario El Sol), Nicolás Lovaisa (Soy Deportes), Ángel Cappelletti (historiador fútbol santafesino), Pablo Despos (revista Indios Quilmes).
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1 comentario:
Acabo de hablar con la señora de don Victorio Cantatore, de cuya muerte hace un par de meses me enteré por la voz del estadio en la cancha de Quilmes. Fue para darle el pésame en nombre de todos los hinchas albos apenas encontré el teléfono del gran wing derecho, que vivía en Montes de Oca y Martín García, a dos cuadras de donde vivo yo. Murió en la cama, mientras dormía, soñando con goles que hizo o con partidos que jugó como aquel 4 a 1 a River, en Nuñez. Lo vi jugar y nunca lo olvidé. Lo veo correr, pegado a la raya, eludir un rival, intentar hacerlo con otro y recibir un pelotazo donde duele mucho. Partido interrumpido, el héroe no recibe otra asistencia que agua en la zona y a correr con la mancha entre las piernas del pantalón azul claro para el centro y gol de Cerioni, Paraja o Santos. Era de La Boca, jugó un partido en Boca y fue grande en Quilmes. Un abrazo don Victorio, un abrazo emocionado de todos los hinchas de Quilmes porque todos tenemos el mismo corazón. ¡Gracias campeón!
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